miércoles, 1 de abril de 2009

Ross Brawn reinventa la Fórmula 1















Algo tan insignificante como un cambio en el diseño del carenado de la parte trasera ha provocado toda una revolución en el «Circo»

Lo ocurrido en Melbourne el pasado fin de semana ataca directamente a algunos de los axiomas que han estado presentes en los últimos años en la Fórmula 1. Uno de ellos es aquel por el cual los equipos con más presupuesto, con más medios técnicos y humanos son los que se llevan la victoria. En Australia se rompió con esa lógica. Un equipo cuya participación estuvo en el aire hasta pocas semanas antes del primer Gran Premio, sin patrocinadores y con un motor cedido en el último minuto, se hizo con la victoria y dominó todo el fin de semana. En el otro extremo encontramos a la escudería McLaren que, con una sede en Woking que ya la quisieran muchas empresas del Ibex-35, con el mejor simulador, un magnífico túnel del viento, infinidad de ingenieros (de aerodinámica, de mecánica, etcétera) y con el mismo motor que el ganador en 2008, necesitó de muchas carambolas para llegar al podio. Buena parte de la culpa de este contrasentido, no toda, pero sí una parte importante, la tiene algo tan simple como un difusor. No estamos hablando de una revolución aerodinámica como fue hace muchos años el primer monoplaza que compitió con el efecto suelo. Tampoco hablamos de un cambio radical en la concepción del motor como fue, también hace años, el primer motor turbo. Se trata de un cambio en el diseño del carenado de la parte trasera del monoplaza. Algo tan insignificante ha provocado toda una revolución en el «Circo»; ha permitido que los humildes se subleven.

No creo que la Federación Internacional se atreva a declararlo ilegal, ya que el mencionado ingenio ha dado al organismo regulador lo que llevaba años pidiendo: Por un lado, ha permitido un vuelco en la jerarquía de equipos con alternancia en la victoria; pero sobre todo ha confirmado que con pocos medios se puede ganar y que no son necesarios los excesos presupuestarios para conseguir espectáculo. Ha avalado la idea de una Fórmula 1 más humilde, más artesanal. Ross Brawn ha reinventado la Fórmula 1. Y como me temo que los equipos con difusor no van a ser sancionados, dentro de unos pocos grandes premios todos los equipos llevarán el artilugio mágico. Lo mismo ocurrió con el efecto suelo y con los motores turbo. Se extendieron a toda la parrilla.

El segundo axioma que ha sido puesto en entredicho es aquel que divide a los pilotos en grandes figuras y en pilotos del montón. En este último saco habíamos incluido a Button y a Barrichello. Sólo necesitaron un Gran Premio con un buen monoplaza para reivindicarse y contradecir a aquellos que pedíamos su retirada. La afición española, espoleada en muchos momentos por la gran calidad de Alonso como piloto, tiende a menospreciar al resto. Massa, sin ir más lejos, es el vigente subcampeón del mundo, fue el piloto con más victorias de 2008 , perdió el mundial por un error de su equipo y, pese a todo ello, sigue siendo considerado como un piloto mediocre por buena parte de nuestra afición. El doblete de los pilotos de Brawn relativiza todas las diferencias que creíamos existentes entre los pilotos y pone de manifiesto, una vez más, que en este deporte ganan los monoplazas. Todos son grandes pilotos en el momento que se les pone a su disposición una buena máquina.

Como siempre, no puedo finalizar sin un comentario a lo hecho por Fernando Alonso. Su debut en el presente Mundial no ha estado a la altura de las expectativas que él mismo había creado y esto también es una importante novedad. Había manifestado en numerosas ocasiones que tenía buenas vibraciones con el R29 y eso, en un piloto tan prudente por norma general como el asturiano, era una invitación al optimismo; un optimismo que ha sufrido un serio revés en Melbourne. Dejando a un lado al «clan del difusor», el monoplaza francés está por detrás de los Ferrari y BMW. Esto puede entrar dentro de lo esperado. Ahora bien, lo que no tiene explicación es que el Red Bull de Vettel -su principal obstáculo en el camino a Ferrari- le superara sin contemplaciones con su mismo motor Renault. Leí en algún medio que el calor de Australia cambió el comportamiento del R29. Si esto fuera cierto, no quiero pensar lo difícil que se presenta el fin de semana que viene en Malasia.

Fuente: http://www.lne.es

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